Título: Wolfman
País: Estados Unidos
Año: 2025
Director: Leigh Whannell
Duración: 103 min.
Género: Terror
Si “Hombre Lobo 2025” intentaba ser una renovación moderna del mito clásico, lo que ha terminado siendo es un batiburrillo incoherente entre ciencia ficción de serie B y drama existencial sin sustancia. La película se esfuerza demasiado por parecer profunda, cuando en realidad no pasa de ser una sucesión de escenas mal hiladas, con diálogos que rozan lo ridículo y una dirección artística tan genérica como olvidable.
El protagonista —un lobo atormentado por su humanidad o un humano que no puede con su lobo, ya ni se entiende— está interpretado con una apatía tan grande que uno se pregunta si el actor fue elegido por casting o por sorteo, aunque pronto ves que es error de guión o de dirección de personaje.
Lo poco que se podría haber rescatado del guion, como la metáfora sobre la dualidad del ser y el conflicto con la tecnología del futuro, queda completamente diluido entre efectos especiales mediocres y una banda sonora que parece sacada de una librería gratuita de sonidos.
La ambientación futurista carece de personalidad, llena de clichés visuales: neones, humo y pantallas holográficas sin propósito narrativo. El diseño del hombre lobo, además, resulta ofensivo tanto para los fans del terror clásico como para los del cine fantástico: un híbrido entre videojuego mal renderizado y disfraz barato de Halloween.
“Hombre Lobo 2025” fracasa en todos los niveles. Ni entretiene, ni emociona, ni asusta. Si el cine es un espejo de nuestras pesadillas colectivas, esta cinta es apenas un reflejo borroso que intenta gruñir, pero solo consigue soltar un bostezo.
Poster: Filmaffinity
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